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July 26, 2012

New Mutants # 4, 5, 6 & 7 - Claremont & McLeod


original covers / portadas originales
“Who’s Scaring Stevie?” takes the seemingly harmless topic of a platonic romance between teachers and students to the next level. Indeed, when Stevie Hunter starts receiving menacing phone calls, the mystery begins. Who’s the culprit? Who is the man obsessed with Stevie? The New Mutants insist on helping their teacher, and so, soon enough, combining technology, powers and their own savvy, the responsible of these phone calls is caught: Peter Bristow, a red-haired teenager.

As Danielle gets into Peter’s mind and draws out his innermost fears, the New Mutants are able to actually see what’s going on inside Peter’s brain. And what they see is horrifying: Peter had been physically abused by his father over and over again. And as a result, he had associated pain and suffering with everlasting parental love… And due to his feelings towards Stevie, a mixture of boyish love but also sexual attraction, he had placed himself in the position of the ‘bad boy’ so that he could be hurt again, this time by his own teacher.   

This masochistic tendency obeys to a particular position in the sexual structure: Peter voluntarily turns into the instrument of the Other's will of jouissance. The pervert is the person in whom the structure of the sexual drive is most clearly revealed, and also the person who carries the attempt to take the pleasure principle to the limit "he who goes as far as he can along the path of jouissance", as Lacan would say. It’s no wonder, then, that after surpassing all limits and barriers, Peter finally experiences the dire consequences.
Peter Bristow... the victim? / Peter Bristow... ¿la víctima?
In subsequent chapters, the New Mutants accidentally run into Viper and Silver Samurai, and combat ensues. Nevertheless, what interests me the most about these episodes is the fatherly role assumed by Charles Xavier. Professor X had always been a figure of authority for the original X-Men, a mentor, a leader, but here he’s also a father. And as a father he needs that which had been absent before: a female partner, or in other words, a mother. So if Xavier is the primordial father, it’s up to the Empress Lilandra to assume the motherly role.
Peter admits that he loves Stevie Hunter / Peter admite que ama a Stevie Hunter

Lilandra, former empress of the Shi’ar Empire -the woman who decided to kill Xavier’s favorite pupil, Jean Grey- is now a sweet and docile woman that takes care of Xavier’s putative children. She makes sandwiches for them and she feels compelled to help them. She is, indeed, the mother. And so Xavier must severe the link between his children and the mother, he must be the nom de père, the name of the father, the law, the tautological no. Professor X is adamant in his decisions, and sometimes his students hate him for that. But that’s what it’s like to be in a family. You hate and love your parents. There’s no way around it. And you can’t have only love, or only hate. 

When the New Mutants spend a few days in Rio de Janeiro, visiting Roberto Da Costa’s parents, they encounter a dysfunctional family. Indeed, Roberto’s father is a ruthless businessman who thinks only about profits, while his wife is an idealistic archeologist that doesn’t seem to care much for money. Roberto’s mother is also an ecologist avant la lettre: “each year, more of the Amazon basin -the greatest rain forest on Earth- is destroyed beyond all hope of reclamation. You and those like you are endangering -perhaps sacrificing- the future so that you may rule the present”, she tells his husband.

I say avant la lettre because this was written 30 years ago, when ecological movements were not nearly as popular as they are now. Claremont, ahead of his time, had reasons to be concerned about the greenhouse effect; furthermore, he hinted at what is now a consolidated reality: today Brazil is no longer a simple South-American country, is one of the most powerful and richest nations, so it was only fitting to have a Brazilian character who represented wealth and power.
Roberto Da Costa (Sunspot)
Let’s not forget Bob McLeod’s amazing art. I think that, perhaps, inspired by John Byrne’s approach, Bob succeeded in creating original designs for the New Mutants. Byrne had said once that he could draw all of the X-Men wearing regular clothes and no one would have a problem identifying each one of them. Bob manages to accomplish the same here, and when we see this group of teenagers wearing street clothes, we’re always aware of who’s who. And just like Byrne, Bob is also responsible for the gestures and expressions that flesh out characters that, otherwise, would be less unique (there is also a peculiar homage to the ‘wonder teen of the 80s’, a red-haired boy with freckles and round glasses that seemed to populate the pages of either DC or Marvel Comics at the time). Let’s also rescue the work of Sal Buscema (who penciled a couple of issues) and Armando Gil for filling-in. For more New Mutants you can click here or here.
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En "¿Quién está asustando a Stevie?" lo que comienza como un inofensivo amor platónico alumno-docente termina por convertirse en algo enfermizo. De hecho, cuando Stevie Hunter empieza a recibir amenazantes llamadas telefónicas, el misterio se acentúa. ¿Quién es el malhechor? ¿Quién es el hombre obsesionado con Stevie? los Nuevos Mutantes insisten en ayudar a la víctima, y pronto, combinando tecnología con poderes y su propio ingenio, el responsable de estas llamadas es capturado: Peter Bristow, un adolescente pelirrojo.
The New Mutants in Río de Janeiro / Los Nuevos Mutantes en  Río de Janeiro
Cuando Danielle ingresa a la mente de Peter y extrae sus mayores miedos, los Nuevos Mutantes ven algo que los horroriza: Peter había sufrido abuso físico de parte de su padre repetidas veces. Y como resultado, él había asociado el dolor y el sufrimiento con el siempre duradero amor paterno... y a causa de sus sentimientos hacia Stevie, una mezcla de amor adolescente pero también de atracción sexual, él había asumido la posición del 'chico malo' para poder ser herido nuevamente, esta vez, por su propia profesora.
Peter Bristow (New Mutants),
Danny Chase (New Teen Titans),
Michael Crawley (New Universe / Psi Force)

Esta tendencia masoquista obedece a una posición particular en la estructura sexual. Peter voluntariamente se transforma en el instrumento de la voluntad de goce del Otro. El perverso es la persona en quien la estructura de la pulsión sexual está claramente revelada, y también la persona que intenta llevar el principio de placer hasta el límite "aquel que va tan lejos como es posible en el sendero del goce", como diría Lacan. No es extraño, entonces, que luego de sobrepasar todos los límites y barreras, Peter finalmente experimente las terribles consecuencias.

En capítulos subsiguientes, los Nuevos Mutantes accidentalmente llegan a entablar combate con Viper y Silver Samurai. No obstante, lo que me interesa más en estos episodios es el rol paterno asumido por Charles Xavier. El Professor X siempre había sido una figura de autoridad para los X-Men originales, un mentor, un líder, pero aquí también es un padre. Y como padre necesita aquello que antes había estado ausente: una compañera, o en otras palabras, una madre. Así que si Xavier es el padre primordial, le toca a la emperatriz Lilandra asumir el rol materno.

Lilandra, antigua emperatriz del imperio Shi’ar -la mujer que decidió matar a la pupila predilecta de Xavier, Jean Grey- es ahora una dulce y dócil mujer que se preocupa por los hijos putativos de Xavier. Hasta les prepara sanguchitos y se siente obligada a ayudarlos. Es de hecho una madre. Y por ello Xavier debe cercenar el vínculo entre sus hijos y la madre, él debe ser el nom de père, el nombre del padre, la ley, el no tautológico. El Profesor X es severo en sus decisiones, y a veces sus estudiantes lo odian por eso. Pero así es como sucede en toda familia. Odias y amas a tus padres. Las dos cosas. Y no puedes solamente amar, o solamente odiar.

Cuando los Nuevos Mutantes pasan algunos días en Río de Janeiro, visitando a los padres de Roberto Da Costa, encuentran una familia disfuncional. De hecho, el padre de Roberto es un cruel hombre de negocios que piensa sólo en sus ganancias, mientras que su esposa es una arqueóloga idealista a la que no parece importarle el dinero. La madre de Roberto es también una ecologista avant la lettre: "cada año, más de la cuenca amazónica -el bosque tropical más grande de la Tierra- es destruida por encima de toda esperanza de reclamo. Tú y los que son como tú están poniendo en peligro -tal vez sacrificando- el futuro para poder reinar en el presente", le dice a su marido.

Y digo avant la lettre porque esto fue escrito hace 30 años, cuando los movimientos ecológicos no eran tan populares como ahora. Claremont, adelantándose a nuestros tiempos, tuvo razones para preocuparse por el efecto invernadero; más aún, dio pistas sobre lo que hoy es una realidad consolidada: actualmente Brazil ya no es un simple país latinoamericano, sino una de las naciones más poderosas y ricas, así que tenía sentido incluir a un personaje brasilero que representara el dinero y el poder.

No olvidemos el asombroso arte de Bob McLeod. Creo que, tal vez inspirado por el enfoque de John Byrne, Bob tuvo éxito al crear los diseños originales para los Nuevos Mutantes. Byrne dijo alguna vez que podía dibujar a todos los X-Men usando ropa de calle y nadie tendría problemas en identificar quién era quién. Bob se las arregla para lograr lo mismo aquí, y cuando vemos a este grupo de adolescentes usando ropas comunes y corrientes, siempre sabemos quién es quién. Y al igual que Byrne, Bob es también responsable de los gestos y expresiones que le dan vida a estos personajes que, de otro modo, serían menos únicos (hay también un peculiar homenaje al 'adolescente maravilla de los 80', un chico pelirrojo, con pecas y anteojos redondos que parecía poblar las páginas de DC y Marvel en estos años). Rescatemos también el trabajo de Sal Buscema  (quien dibuja un par de números) y Armando Gil. Para leer más sobre los Nuevos Mutantes hagan click aquí o aquí.



June 26, 2012

New Mutants # 1, 2 & 3 - Chris Claremont & Bob McLeod

Psychoanalyst Erik Erikson said once that adolescence was the age of fidelity. During childhood, our development depends on what is done to us (parental and familial influence are essential here); nevertheless, between the ages of 13 to 19, development depends primarily upon what a person does.  An adolescent must struggle to discover and find his or her own identity, while negotiating and struggling with social interactions and “fitting in”. Adolescents begin to develop a strong affiliation and devotion to ideals, causes, and friends.

But this is also an age of confusion and sometimes even suffering. It’s not always the golden years that we might hope for. For this group of teenagers, these New Mutants, the search of identity is even more problematic. They are not only dealing with hormonal changes and sexuality, but also with the discovery of the unique and strange abilities that set them apart from normal humans.

Fidelity here is clearly to the team, the parents are never as relevant as the immediate group of coetaneous. So it’s only fitting that all parental figures have been removed from the equation, save for Charles Xavier, who is almost like the primordial father that Freud used to describe. He’s not only there to guide the kids through life, but he’s also there to teach them how to control their powers. In order to guide them, he must first inscribe them into the symbolic order, into society, and that, according to Lacan, is the necessary castration that prevents men and women from entering into the realms of psychosis or neurosis. Without a clear castration process, mental health could never be guaranteed. And Professor X is well aware of that.
Charles Xavier & New Mutants

Xavier is only tough on the outside. On the inside, he’s a caring and nurturing man, but he can’t do all the work by himself. He can’t be a father and a mother at the same time; this is why the presence of an old flame, in this case Moira MacTaggert, becomes mandatory. Together, they are the putative father and mother that these children so desperately need. They’re not orphans, but they might just as well be.

Understandably, the protagonists have feelings of inadequacy. They’re still very young and very inexperienced. And they mess things up, all the time. Mistakes are sometimes simply an expression of their own clumsiness but other times it’s the result of the lack of control over their powers. For instance, Danielle accidentally lashes out to Xi’an, and creates a psychic projection that is there for everyone to see, and that reveals one of Xi’an’s innermost secrets: a brutal rape that she had spent years trying to forget. We also have a cultural clash of sorts, when Roberto -faithful to the Hispanic stereotype- acts like the attractive macho he’s supposed to be and ends up generating false hopes in Rahne, a Scottish girl with a Catholic and very conservative upbringing. These teens are strange, or rather, strangers. They are estranged from their own bodies which are undergoing all sorts of changes, and they are also strangers amongst themselves.
Danielle Moonstar

The New Mutants will come to face threats that were familiar to the X-Men. For instance, Henry Peter Gyrich unleashes the sentinels -gigantic robots designed to neutralize mutants- upon them; another menace will be the Brood, an extraterrestrial race that shares a few similitudes with Ridley Scott’s Aliens. Indeed, the insect-like Brood plant their eggs in other living organisms until an alien creature hatches from within the body (very much like in the movies starred by Sigourney Weaver). I had said before that as teenagers, these kids are estranged from their bodies, but with the Brood this estrangement becomes absolute. The saga of the Brood is resolved in Uncanny X-Men # 167, with art by the famous Paul Smith. Paul’s style is very recognizable due to his economy of lines and a certain stylization that was quite uncommon in most artists at the time. Paul draws some great pages, like the one that shows Empress Lilandra in full gear threatening the Fantastic Four for saving the life of Galactus.

Claremont knows how to write about teenagers, and his usual collaborator, Bob McLeod, did a great job not only with the action sequences but also with the quiet moments. One of the things I liked the most about the New Mutants is that they were, in no way, the X-Men’s successors; instead of heroes they are students, so everyday life is more important here than in other titles. Bob’s wonderful pencils are inked by Mike Gustovich in issues # 1, 2 & 3, Gustovich is a capable inker but he is not the right fit for Bob’s delicate lines, even so, Glynis Wein colors prove to be quite good, despite the limitations of the color palette in the early 80s. 
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At the mall / en el centro comercial

El psicoanalista Erik Erikson dijo alguna vez que la adolescencia era la edad de la fidelidad. Durante la infancia, nuestro desarrollo depende de lo que nos hacen (la influencia de los padres y la familia es esencial); no obstante, entre la edad de 13 y 19 años, el desarrollo depende primariamente de lo que una persona hace. Un adolescente debe esforzarse para descubrir su propia identidad, mientras negocia y se enfrenta con las interacciones sociales y el deseo de 'encajar'. Los adolescentes empiezan a desarrollar una fuerte afiliación y devoción hacia los ideales, las causas y los amigos.

Pero esta también es una edad de confusión y a veces incluso sufrimiento. No siempre se trata de la edad dorada que hubiésemos deseado. Para este grupo de adolescentes, estos Nuevos Mutantes, la búsqueda de la identidad es incluso más problemática. No sólo deben lidiar con los cambios hormonales y la sexualidad, sino también con el descubrimiento de las extrañas y singulares habilidades que los separan de los humanos normales.

La fidelidad aquí es claramente hacia el equipo, los padres nunca son tan relevantes como el grupo inmediato de coetáneos. Así que tiene sentido que todas las figuras paternas hayan sido sustraídas de la ecuación, excepto por  Charles Xavier, que es casi como el padre primordial que describía Freud. Él no sólo está allí para guiar a estos chiquillos a través de la vida, también está allí para enseñarles cómo controlar sus poderes. Para guiarlos, primero deberá inscribirlos en el orden simbólico, en la sociedad, y ello, de acuerdo con Lacan, es la castración necesaria que impide que hombres y mujeres entren al reino de la psicosis o de la neurosis. Sin un proceso claro de castración, la salud mental no puede ser garantizada. Y el Profesor X lo sabe.
Sam Guthrie 

Xavier sólo es rudo por fuera. Por dentro, es un hombre preocupado, cariñoso, pero él no puede hacer todo el trabajo por sí mismo. No puede ser padre y madre al mismo tiempo; es por ello que la presencia de uno de sus antiguos amores, en este caso Moira MacTaggert, se hace obligatoria. Juntos, ellos son el padre y la madre putativos que estos niños necesitan tan desesperadamente. Ellos no son huérfanos, pero bien podrían serlo.

Comprensiblemente, los protagonistas sienten que no encajan. Todavía son muy jóvenes y muy inexperimentados. Y meten la pata, todo el tiempo. Los errores son a veces simplemente una expresión de su propia torpeza pero otras veces son el resultado de la falta de control sobre sus poderes. Por ejemplo, Danielle accidentalmente usa sus poderes en Xi’an, y crea una proyección psíquica que todos pueden ver, y así se revela uno de los más íntimos secretos de Xi’an: una brutal violación que ella había intentado olvidar por años. También tenemos una suerte de choque cultural cuando Roberto -fiel al estereotipo del latinoamericano- actúa como el macho atractivo que se supone que debe ser y termina generando falsas esperanzas en Rahne, una chica escocesa criada de manera muy religiosa y conservadora. Estos jovencitos son extraños, o más bien, alienados. Están alineados de sus propios cuerpos que atraviesan todo tipo de cambios, y también son extraños entre ellos mismos.


Fantastic Four: art by Paul Smith / Cuatro Fantásticos: arte de Paul Smith
Los Nuevos Mutantes enfrentarán a amenazas que eran familiares para los X-Men. Por ejemplo, Henry Peter Gyrich suelta sobre ellos a los centinelas -robots gigantescos diseñados para neutralizar mutantes; otra amenaza será el Enjambre, una raza extraterrestre que comparte algunas similitudes con “Alien” de Ridley Scott. De hecho, con apariencia de insectos, el Enjambre planta sus huevos en otros organismos vivos hasta que una criatura alienígena nace desde dentro del cuerpo (al igual que sucede en las películas protagonizadas por Sigourney Weaver). Había dicho antes que como adolescentes, estos muchachos están alienados de sus propios cuerpos, pero con el Enjambre esta alienación es total. La saga del Enjambre se resuelve en Uncanny X-Men # 167, con arte del famoso Paul Smith. El estilo de Paul es fácilmente reconocible debido a su economía de líneas y a una cierta estilización que no era muy frecuente en los artistas de la época. Paul dibuja algunas páginas grandiosas, como la que nos muestra a la emperatriz Lilandra con su armadura oficial amenazando a los Cuatro Fantásticos por haber salvado la vida de Galactus.

Claremont sabe cómo escribir sobre adolescentes, y su colaborador habitual, Bob McLeod, hizo un gran trabajo no sólo con las secuencias de acción sino también con los momentos calmos. Una de las cosas que más me gustaba de los Nuevos Mutantes es que ellos no eran, en ningún sentido, los sucesores de los X-Men; en vez de héroes, son estudiantes, así que la vida cotidiana es más importante aquí que en otros títulos. Los maravillosos lápices de Bob son entintados por Mike Gustovich en los ejemplares # 1, 2 y 3, Gustovich es un entintador capaz pero no es la opción más apropiada para las delicadas líneas de Bob, aún así, los colores de Glynis Wein son bastante buenos, a pesar de las limitaciones de la paleta de color de principios de los 80.

June 23, 2012

New Mutants - Chris Claremont & Bob McLeod

In 1963 a bald man in a wheelchair gathered a group of gifted youngsters to defend his dream of a peaceful coexistence between humans and mutants. And thus, Stan Lee and Jack Kirby created the X-Men, the “strangest teens of all” as was the slogan of the book back then.

Much has been said about the success of the X-Men. For some critics, it was Lee’s interesting approach towards diversity and discrimination that cemented Marvel’s reputation as an imprint that could tackle on contemporary social conflicts without straying too much from the adventure and outlandish enemies that the heroes had to fight in each issue.

For me, nonetheless, part of the success derives directly from the fact that -just like Spider-Man- they we are all teenagers (Professor Xavier notwithstanding). The same year of the X-Men’s debut, DC Comics had also published a comic book in which a group of outcasts followed the Leader, a man bounded to a wheelchair. Marginalization and discrimination were very present elements in this new title, however, the protagonists were all grownup men and women. There were no teenagers in this Doom Patrol that, eventually, was doomed to fade into oblivion due to low sales. 

Originally, the X-Men were only five youngsters with special abilities: Angel (flying), Cyclops (optic blasts), Beast (dexterity and agility), Ice Man (control over ice) and Jean Gray AKA Marvel Girl (telekinesis and telepathy). After a while, they were replaced by another group of mutants and the X-Men became even more popular than before. The new team had a large cast of international members that even non-readers know today (thanks, in part, to the X-Men movies): Wolverine (Canadian), Storm (African), Nightcrawler (German), Colossus (Russian), Banshee (Irish), etc.
Rahne Sinclair (Wolfsbane)

Although having a group of adults as X-Men impaired the dynamics of Xavier’s School for Gifted Youngsters. So in the early 80s, writer Chris Claremont and artist Bob McLeod decided to reactivate the school, and for that they needed a new batch of younger and eager pupils. And so in 1982, as part of the Marvel Graphic Novels initiative, the New Mutants were born.

With ages ranging from 13 to 16, a new group of kids would now populate the empty halls of Xavier’s venerable mansion in Westchester. Just like the second incarnation of the X-Men, this group of new mutants came from very distinct backgrounds: Xi’an Coy Mahn (codename Karma), was a Vietnamese girl trying to adapt to her new life in America after the horrors of the Vietnam war; Samuel Guthrie (codename Cannonball), the oldest one of the bunch was a 16-year old Southern boy working in the mines to provide for his underprivileged family; Rahne Sinclair (codename Wolfsbane), was a girl from Scotland who gets help thanks to Xavier’s old lover, Moira MacTaggert; Danielle Moonstar (codename Psyche) was of Cheyenne origins, and held a grudge against the ‘white man’; Roberto Da Costa (codename Sunspot) was the reckless son of a wealthy Brazilian businessman.
Roberto 'Bobby' Da Costa (Sunspot)

In this Marvel Graphic Novel, Claremont manages to give us a clear view of the characters in only a handful of pages. We can perceive the traumatic past of Xi’an. We understand poverty and Sam’s need to make money, but most of all we see the awfulness of working in the mines and the shattered illusions of a young man that had a brilliant future ahead of him until his father died. We witness the dangers of superstition as a group of Scottish men chase down Rahne, accusing her of being a daughter of Satan. We feel sympathy towards Danielle’s frustration as she is incapable of saving the life of her grandfather, the worst is that nobody will pay attention to the death of a Native-American; in her case, she’s discriminated not only for being a mutant but also because of her ethnicity. Roberto Da Costa is a popular kid and has a pretty girlfriend, he’s a star in the soccer field, but one afternoon his powers start manifesting and now he is seen as a monster, his life, and everything he knew, is gone.

30 years after the release of New Mutants, Claremont’s narrative remains as alluring as always, and Bob McLeod’s art continues to surprise me. Looking at Bob’s pages I feel nostalgic, which is weird because I did not grow up reading New Mutants. In fact, I had access to my first Claremont and McLeod story in 1996 or 1997. But ever since then I always admired the classic tone of Bob’s lines, the precision of his inks and above all the harmonic interaction of characters in and outside of costume, in real life scenarios or in completely extravagant locations. Bob, like so many artists from the past, could draw absolutely anything. And he was so good at it. To this day, the black and yellow costume of the New Mutants remains as my favorite. Once I even dreamt about myself and a group of close friends wearing those classic outfits. Of course, I was still a teen back then… and it would ridiculous for an adult man to have such dreams now, wouldn’t it? But after reading the introductory issue of New Mutants I feel like there is no need for me to close my eyes and imagine all of that because I can see it and read it right now. And boy, it sure takes me back in such a wonderful way.
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En 1963 un hombre calvo en una silla de ruedas reunió a un grupo de jóvenes dotados (de poderes, no sean malpensados) para defender su sueño de una coexistencia pacífica entre humanos y mutantes. Y así, Stan Lee y Jack Kirby crearon a los X-Men, los "más extraños adolescentes de todos" como decía el slogan de la revista en ese entonces.
Samuel 'Sam' Guthrie (Cannonball)

Se ha dicho mucho sobre el éxito de los X-Men. Para algunos críticos, fue el interesante enfoque de Stan Lee en temas como la diversidad y la discriminación lo que fortaleció la reputación de Marvel como una editorial que podía abordar conflictos sociales contemporáneos sin alejarse demasiado de la aventura y los enemigos estrambóticos que los héroes enfrentaban en cada ejemplar.

Para mí, no obstante, parte del éxito deriva directamente del hecho de que -al igual que Spider-Man- todos ellos son adolescentes (excluyendo al profesor Xavier). El mismo año del debut de los X-Men, DC Comics también publicó un cómic en el que un grupo de marginados seguían al Líder, un hombre en una silla de ruedas. La marginalización y la discriminación eran elementos presentes en este nuevo título, sin embargo, todos los protagonistas eran adultos. No había adolescentes en esta "Patrulla Condenada" que, eventualmente, sufrió la condena de ser cancelada por bajas ventas.

Originalmente, los X-Men eran sólo cinco jóvenes con habilidades especiales: Angel (vuelo), Cyclops (rayos ópticos), Beast (destreza y agilidad), Ice Man (control sobre el hielo) y Jean Gray AKA Marvel Girl (telequinesis y telepatía). Luego de un tiempo, fueron reemplazados por otro grupo de mutantes y los X-Men se volvieron más populares que antes. El nuevo equipo tenía integrantes de diversos países que son muy conocidos hoy en día (gracias, en parte, a las películas): Wolverine (canadiense), Storm (africana), Nightcrawler (alemán), Colossus (ruso), Banshee (irlandés), etc.

Aunque al tener un grupo de adultos como X-Men la dinámica de la Escuela para Jóvenes Talentos de Xavier se restringió. Así es que a inicios de los 80, el escritor Chris Claremont y el artista Bob McLeod decidieron reactivar el colegio, y para ello necesitaban una nueva oleada de jóvenes y deseosos pupilos. Y así en 1982, como parte de la iniciativa de Novelas Gráficas de Marvel, nacieron los Nuevos Mutantes.
The New Mutants / los Nuevos Mutantes

Con edades que iban de los 13 a los 16 años, un nuevo grupo de chiquillos poblarían los salones vacíos de la venerable mansión de Xavier en Westchester. Al igual que la segunda alineación de los X-Men, este grupo de nuevos mutantes era bastante internacional: Xi’an Coy Mahn (nombre código Karma), era una chica vietnamita intentando adaptarse a su nueva vida en Estados Unidos luego de los horrores de la guerra de Vietnam; Samuel Guthrie (nombre código Cannonball), era el mayor del equipo, un muchacho sureño de 16 años que trabajaba en las minas para mantener a su familia de escasos recursos; Rahne Sinclair (nombre código Wolfsbane), era una chica escocesa que consiguió ayuda gracias al antiguo amor de Xavier, Moira MacTaggert; Danielle Moonstar (nombre código Psyche), ere de origen Cheyenne , y odiaba al 'hombre blanco'; Roberto Da Costa (nombre código Sunspot), era el impulsivo hijo de un acaudalado hombre de negocios de Brasil.

En esta novela gráfica, Claremont se las arregla para darnos una imagen clara de los personajes en tan sólo un puñado de páginas. Podemos percibir el pasado traumático de Xi’an. Entendemos la pobreza y la necesidad de Sam de ganar dinero y, sobre todo, vemos lo terrible que es trabajar en las minas y las ilusiones destrozadas de un joven que tenía un futuro brillante hasta que su padre murió. Somos testigos de los peligros de la superstición cuando un grupo de escoceses cazan a Rahne, acusándola de ser una hija de Satán. Sentimos compasión por la frustración de Danielle, que es incapaz de salvarle la vida a su abuelo, lo peor es que nadie le prestará atención a la muerte de un indio nativo; en su caso, ella es discriminada no sólo por ser mutante sino también por su etnicidad. Roberto Da Costa es un chico popular, tiene una linda enamorada y es una estrella del fútbol escolar, pero una tarde sus poderes empiezan a manifestarse y ahora él es visto como un monstruo; su vida no volverá a ser la misma de antes.

30 años después de la publicación de "The New Mutants", la narrativa de Claremont es tan intensa como solía ser, y el arte de Bob McLeod continúa sorprendiendo. Al mirar las páginas de Bob siento nostalgia, y eso es extraño porque yo no crecí leyendo a los Nuevos Mutantes. De hecho, tuve acceso a mi primera historia de Claremont y McLeod en 1996 o 1997. Pero desde entonces siempre admiré el tono clásico de las líneas de Bob, la precisión de sus tintas y sobre todo la interacción armónica de los personajes con o sin uniformes, en escenarios de la vida real o en locaciones completamente extravagantes. Bob, como tantos artistas del pasado, podía dibujar absolutamente todo. Y lo hacía muy bien. Hasta el día de hoy, estos trajes amarillos y negros de los Nuevos Mutantes siguen siendo mis favoritos. Una vez incluso soñé conmigo mismo y un grupo de amigos usando estos trajes clásicos. Desde luego, todavía era un chiquillo en ese entonces... y sería ridículo que un adulto tenga semejantes sueños ahora, ¿no es así? Pero luego de leer la primera aparición de los Nuevos Mutantes siento que no tengo necesidad de cerrar los ojos e imaginar cosas, porque puedo ver y leer todo esto en el presente. Y vaya que me hace recordar el pasado de una manera maravillosa.