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November 27, 2014

Planetary # 8 - Warren Ellis & John Cassaday

After reading the previous issues of Planetary, it seems obvious to me that Warren Ellis and John Cassaday profess an unrestricted love towards B movies from the 50s and pulp novels from the 30s. This became evident as early as in the second issue, “Island”, which paid homage to the original Godzilla movies; or in the fifth issue, “The Good Doctor” in which Doc Savage is reinterpreted. One way or another, the authors have focused on sci-fi, either as an incipient genre in the 30s or as harmless entertainment for moviegoers in the 50s.

“The Day the Earth Turned Slower” (published in February 2000) is perhaps the most heartfelt homage to pulp publications and B movies from the past. Even the title is a tribute to “The Day the Earth Stood Still” (1951). Of course, if we take a look at the magnificent cover by John Cassaday we will immediately notice many other references to what may be better described as “atomic bomb cinema”. In his cover, Cassaday channelizes the aesthetic sensibilities of movie posters from the post WWII era: flying saucers shoot laser rays to defenseless people, as if they had come directly from “The Flying Saucer” (1950); space rockets and military airplanes share the same sky, just like in “Rocketship X-M” (1950); giant ants wreak havoc amongst a frightened multitude, exactly as it could be seen in scenes from “Them!” (1954); awful green Martians attempt to conquer the world, following the premises of “Invaders from Mars” (1953); a colossal woman destroys a bridge, reminding us all too well of “Attack of the 50 Foot Woman” (1958). There are many other exquisite details included in this cover, and frankly there are so many references to old science fiction productions that I couldn’t list them all, even if I tried to.
Allison

Alerted by a mysterious phone call, Elijah Snow, Jakita Wagner and Drummer land on City Zero, a secret government facility in the middle of the desert. There, they meet Allison. Her attire and demeanors reminds us of famous actresses from the 50s, but there is something even more peculiar about her: a radioactive glow covers her body entirely. 

In Warren Ellis proposal, the cold war, the atomic fear and the dangers of science led the American government to carry out terrible, inhuman experiments in City Zero. Supported by the Hark corporation and instigated by Randall Dowling (leader of the Four, the deadliest enemies of humanity), City Zero became “first and foremost, an experimental concentration camp for American dissidents”. Intellectuals, innocent men accused of being communists and even Hollywood stars that had fallen in disgrace are imprisoned within City Zero. Allison herself is a beautiful actress, with blonde hair, blue eyes and a very recognizable mole just below her lips. She admits being guilty of having “slept with the wrong men”, hinting quite subtly to the possibility that she may be, in fact, Marilyn Monroe.

Randall Dowling kills Allison and resurrects her using radioactivity. He gives her a radioactive life-span of 50 years. Other victims of Dowling were not as lucky. In a black and white nightmare (more terrifying than any of the B movies that could inspire it) the prisoners become the monsters of the big screen. We get to see a tortured victim who can’t deal with being the invisible man; we see the giant woman, an unnatural monstrosity that can barely survive the physical pain of her new condition; we see a man “whose brain had been replaced by an ‘atomic snow flake field’”; we see all of that and more. Cassaday’s extraordinary art captures perfectly the horror of the experiments and the suffering of the prisoners. The cold black and white pages of this nightmare provide contrast to the initial 3 pages, with warm colors and soothing twilights, in which we get to see Allison for the first time. 
Giant ants (as seen in "Them!") / hormigas gigantes (como las de "Them!")

And, in a way, all of it is combined in the final pages. Neither cold, nor warm, Allison confesses that her 50 years are up. She is proud of having told the truth about her captors, and meeting the Planetary team has made her happy. In a stunning five-panel page, we see her smiling for the last time, and then disintegrating. Elijah Snow kneels down and then looks up. She’s gone. And with her, the last vestiges of the fears and hopes of the 50s have also vanished.
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Prisoners of City Zero / prisioneros de la Ciudad Cero

Después de leer los primeros números de "Planetary", me parece obvio que Warren Ellis y John Cassaday profesan un amor irrestricto hacía películas de serie B de los 50s y novelas pulp de los 30s. Esto es evidente desde el segundo número, “Isla”, que rinde homenaje a las películas originales de Godzilla; o en el quinto número, “El buen doctor”, en el que Doc Savage es reinterpretado. De un modo u otro, los autores se han enfocado en la ciencia ficción, ya sea como un género incipiente en los 30s o un entretenimiento inofensivo para los espectadores del cine de los 50s.

“El día que la Tierra se volvió más lenta” (publicado en febrero del 2000) es tal vez el más conmovedor homenaje a las publicaciones pulp y las películas de serie B del pasado. Incluso el título es un homenaje a “The Day the Earth Stood Still” de 1951 (o "El día que la Tierra se detuvo"). Por supuesto, si echamos un vistazo a la magnífica portada de John Cassaday, notaremos de inmediato muchas otras referencias a lo que podría describirse mejor como “cine de la bomba atómica”. En su portada, Cassaday canaliza la sensibilidad estética de los afiches de películas posteriores a la Segunda Guerra Mundial: platillos voladores disparan rayos láser a personas indefensas, como si vinieran directamente de “The Flying Saucer” (1950); cohetes espaciales y aviones militares comparten el mismo cielo, al igual que en “Rocketship X-M” (1950); hormigas gigantes causan estragos en una aterrorizada multitud, exactamente como podría verse en escenas de “Them!” (1954); horribles marcianos verdes intentan conquistar el mundo, siguiendo las premisas de “Invaders from Mars” (1953); una mujer colosal destruye un puente, haciéndonos recordar a “Attack of the 50 Foot Woman” (1958). Hay muchos otros detalles exquisitos incluidos en esta portada, y francamente hay tantas referencias a viejas producciones de ciencia ficción que no podría enumerarlas todas, aunque hiciese el intento.

Alertados por una misteriosa llamada telefónica, Elijah Snow, Jakita Wagner y Drummer aterrizan en Ciudad Cero, una instalación secreta del gobierno en medio del desierto. Allí conocen a Allison. Su traje y sus gestos nos recuerdan a actrices famosas de los 50s, pero hay algo incluso más peculiar en ella: un brillo radioactivo que cubre su cuerpo por completo.
The death of a 50s icon / la muerte de un ícono de los 50s

En la propuesta de Warren Ellis, la guerra fría, el miedo atómico y los peligros de la ciencia llevaron al gobierno de Estados Unidos a realizar experimentos terribles e inhumanos en Ciudad Cero. Con el apoyo de la corporación Hark e instigado por Randall Dowling (líder de los Cuatro, los más mortales enemigos de la humanidad), Ciudad Cero se convirtió “primero y sobre todo en un campo de concentración experimental para estadounidenses disidentes”. Intelectuales, hombres inocentes acusados de ser comunistas e incluso estrellas de Hollywood que habían caído en desagracia fueron aprisionados en Ciudad Cero. Allison es una hermosa actriz, con pelo rubio, ojos azules y un lunar muy reconocible debajo de sus labios. Ella admite ser culpable de haber “dormido con los hombres equivocados”, sugiriendo con bastante sutileza la posibilidad de que ella pueda ser, de hecho, Marilyn Monroe.

Randall Dowling mata a Allison y la resucita usando radioactividad. Él le da un plazo de vida radioactiva de 50 años. Otras víctimas de Dowling no son tan afortunadas. En una pesadilla a blanco y negro (más espeluznante que cualquier película de serie B que podría haberla inspirado) los prisioneros se convierten en los monstruos de la pantalla grande. Vemos a una víctima torturada que no puede lidiar con ser el hombre invisible; vemos a una mujer gigante, una monstruosidad antinatural que apenas puede sobrevivir al dolor físico de su nueva condición; vemos a un hombre “con el cerebro reemplazado por un ‘copo de nieve atómico’”; vemos todo esto y más. El extraordinario arte de Cassaday captura perfectamente el horror de los experimentos y el sufrimiento de los prisioneros. Las frías páginas a blanco y negro de esta pesadilla contrastan con las 3 páginas iniciales, de colores cálidos y atardeceres relajantes, en las que vemos a Allison por primera vez.

Y, de algún modo, todo eso se combina en las páginas finales. Ni fría, ni cálida, Allison confiesa que sus 50 años han terminado. Ella está orgullosa de haber contado la verdad sobre sus captores, y conocer al equipo de Planetary le ha dado alegría. En una preciosa página de 5 viñetas, la vemos sonriendo por última vez, y luego se desintegra. Elijah Snow se arrodilla y luego mira al cielo. Ella se ha ido. Y así, los últimos vestigios de los miedos y esperanzas de los 50s también se han desvanecido.